Héctor y las minas de carbón.
Héctor tiene quince años y conoce muy bien toda la zona de Villa de Agujita. Llega en su bicicleta crucero a bromear con representantes de los medios de comunicación locales que lo reciben entre risas. No se le nota triste a pesar de que su padre es uno de los diez trabajadores que se encuentran atrapados en la mina El Pinabete en Sabinas Coahuila que el pasado 3 de agosto colapsó debido a los flujos de agua subterráneos.
Usa chaleco de color naranja con líneas reflejantes; menciona que trabaja supervisando una bomba que extrae agua del pozo en donde trabajaba su papá. Nos guía a la mina Conchas Norte, a unos 450 metros de distancia de donde están los diez mineros atrapados. Se mueve con familiaridad por la zona y nos lleva al túnel principal de la mina de carbón que cerró al agotar la extracción; de inmediato genera confianza y no deja de hablar entre dientes frases incomprensibles. Señala que el túnel estuvo inundado por años y que a raíz del suceso y la extracción del agua con bombas ahora sólo hay lodo en la entrada del túnel. Observa unos matorrales y atrapa un saltamontes al que acaricia para jugar a que lo mete en la boca.
El cielo truena con el choque de nubes de lluvia mientras la tarde empieza a caer; Héctor dice que hay que irse de ahí. Las paredes de tierra muestran los caminos que el agua ha hecho en ellas. Avanza solo por una rampa a la salida del túnel mientras murciélagos revolotean a su andar; al final abre sus brazos para estirarse y seguir su camino.
Nos lleva al respiradero circular de la mina, las paredes son negras por el constante polvo que salía al momento de la extracción. Saca una navaja y empieza a escribir en la pared “Héctor y Lesly”. Cuando se le pregunta sobre la información de las autoridades con respecto a los trabajos de rescate responde “casi no pongo atención porque son puras mentiras”. Su padre con otros nueve mineros lleva 11 días atrapados en la mina sin recibir mucha información sobre los avances.