19 años…

Octavio Hoyos
2 min readJul 5, 2022

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Culiacán, Sinaloa. Junio 2022. Copyright Octavio Hoyos.

Recuerdo el primer día de Enero del 2000 dónde muchos dispositivos digitales terminarían con su vida útil. Ese mismo día compré el primer ejemplar de Milenio Diario con una fotografía realizada por Grace Navarro -dicen que fue hecha de día, pero que los tiempos de cierre de edición no permitían esperar a hacer una foto de noche; así que fue procesada para que se viera como si fuera hecha de noche-. Unos días antes había terminado la carrera de periodismo y después de años de tocar la batería en diversas bandas de punk, hardcore y grindcore decidí hablarlo después de un concierto en diciembre del ´99 “dejo la banda para buscar trabajo en mi carrera”.

Dos semanas después ya estaba haciendo fotografía que se veía publicada y no sólo en negativos que llenaban sobres y cajas. A finales de Junio del 2003 recibí una llamada a un teléfono Nokia azul con el que solía jugar “viborita”. Iba de copiloto -dormido- regresando de una asignación en el Estado de México. Era Martín Salas Sabino, entonces jefe de fotografía de Milenio Diario quien conocía mi trabajo por haber estado en la agencia imagenlatina con Ángeles Torrejón y Marco Antonio Cruz. Me ofrecía irme a Milenio.

Durante mi tiempo en la Universidad veía la revista semanal de Milenio, la coleccionaba y observaba ese riesgo que se asumía al presentar nuevas ideas en cuanto al periodismo visual que estaba muy generalizado en los demás medios. Retratos con gran angular, pero con el mismo pegado casi a la cara del personaje. No había descuido de la imagen, sino propuesta. Un presidente en funciones pero en mangas de camisa… un candidato con los pies arriba de una mesa y un hoyo en la suela de su bota… sin duda modificaron el esquema fotográfico en su momento.

Los tiempos cambiaron, los medios mutaron y la información no es la misma. Ahora los intereses son diversos, no basta informar sino también hay que entretener tanto de una forma seria como banal. Y así, 19 años después de haber brindado mi entrada al medio con Ades de naranja en la sala de un departamento de Bosques de Aragón. Seguimos flotando como el astronauta, viendo el planeta desde lejos, los sucesos, sus personajes, los cambios de la historia… seguir como testigos.

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